Mitos frecuentes de los opioides
March 5, 2019 Dolor Opioides
Aquí tienes una lista de mitos comunes acerca de los opioides (opiáceos) y la realidad detrás de ellos:
1. Mito: Los opioides siempre causan adicción.
Realidad: No todas las personas que usan opioides para el dolor crónico desarrollan adicción. Si bien existe un riesgo de adicción, especialmente con el uso prolongado o sin supervisión médica, muchas personas los usan de manera segura bajo la guía de un médico. La adicción suele depender de factores como la dosis, duración del uso, y predisposición individual.
2. Mito: Los opioides son la única opción para tratar el dolor intenso.
Realidad: Si bien los opioides son efectivos para el manejo del dolor severo, no siempre son la única ni la mejor opción. Existen otros tratamientos, como los antiinflamatorios, antidepresivos, antiepilépticos, fisioterapia y terapias psicológicas, que pueden ser igualmente o más efectivos dependiendo del tipo de dolor.
3. Mito: Si un médico prescribe opioides, son completamente seguros.
Realidad: Aunque los opioides recetados son controlados y pueden ser seguros bajo supervisión médica, siempre existe el riesgo de efectos secundarios, dependencia y sobredosis. Los pacientes deben seguir cuidadosamente las instrucciones de dosificación y estar en comunicación con su médico para ajustar o suspender el tratamiento si es necesario.
4. Mito: Solo las personas con problemas de drogas se vuelven adictas a los opioides.
Realidad: Cualquier persona que use opioides de manera inadecuada o prolongada puede desarrollar una adicción, independientemente de su historial con otras sustancias. La adicción a los opioides puede desarrollarse incluso en personas sin antecedentes de abuso de sustancias.
5. Mito: Los opioides solo causan problemas si se abusan de ellos.
Realidad: Incluso cuando se usan como se prescriben, los opioides pueden causar efectos secundarios graves como somnolencia, náuseas, estreñimiento, y en algunos casos, depresión respiratoria, que puede ser mortal. También pueden llevar a dependencia física, lo que significa que el cuerpo se adapta al fármaco y puede experimentar síntomas de abstinencia si se detiene repentinamente.
6. Mito: Si tienes dolor, no te volverás adicto a los opioides.
Realidad: El hecho de tener dolor no protege automáticamente contra la adicción. Aunque el dolor puede hacer que los opioides sean menos gratificantes, el uso prolongado o en dosis altas puede generar dependencia y, en algunos casos, adicción, incluso en personas que los usan inicialmente para controlar el dolor.
7. Mito: Los opioides son siempre más efectivos para el dolor crónico.
Realidad: Los opioides no siempre son efectivos a largo plazo para el dolor crónico, como el dolor lumbar o la artritis. Con el tiempo, el cuerpo puede desarrollar tolerancia, lo que significa que se necesitan dosis más altas para lograr el mismo efecto, aumentando el riesgo de efectos secundarios y complicaciones.
8. Mito: El uso de opioides para el dolor posquirúrgico siempre es necesario.
Realidad: No todas las cirugías requieren opioides para el manejo del dolor. En muchos casos, los médicos pueden recomendar analgésicos no opioides (como el ibuprofeno o paracetamol), anestésicos locales o una combinación de tratamientos que minimizan la necesidad de opioides.
9. Mito: Es seguro usar opioides recetados de otras personas.
Realidad: Tomar opioides recetados a otra persona es extremadamente peligroso. La dosis adecuada varía de una persona a otra, y lo que es seguro para una persona puede ser potencialmente mortal para otra. Además, el uso indebido de opioides aumenta el riesgo de sobredosis.
10. Mito: Solo las dosis altas de opioides pueden causar una sobredosis.
Realidad: Las sobredosis pueden ocurrir incluso con dosis relativamente bajas, especialmente si los opioides se combinan con otras sustancias depresoras del sistema nervioso central, como el alcohol, benzodiacepinas o ciertos antidepresivos.
Estos mitos pueden contribuir a una comprensión errónea sobre el uso de opioides y a comportamientos de riesgo. Es importante estar bien informado y seguir las indicaciones médicas para reducir los riesgos asociados con estos medicamentos.